Los verdaderos héroes americanos. El bombardeo de caramelos

De vez en cuando tengo que ir a instruir pilotos a Frankfurt. Normalmente me alojo en un hotel cerca del aeropuerto, que en su día fue el pabellón de oficiales de la USAF. Una de las cosas que me llamaron la atención la primera vez que fui, fue ver un viejo C-47 junto a otra antigualla igualmente venerable, el Douglas C-54. Eso, junto con una placa que hay en el hotel me llevó a leer un poco sobre la emotiva historia de Gail Halvorsen, apodado "El bombardero de caramelos" o "Uncle Wiggly Wings", término no muy fácil de definir en Español.  Wiggle en terminos aeronáuticos significa alabeo del avión moviendo las alas en forma de saludo. "Uncle Wiggly Wings" sería algo así como el tío que nos saluda con las alas al pasar.





Gail Halvorsen fue un militar nacido el 10 de octubre de 1920 en Salt Lake City (Utah). Estuvo destinado en Europa durante la Segunda Guerra mundial pilotando los C-47 de la USAF. Una vez terminada la guerra, como todo el mundo sabe, Alemania fue dividida entre los países ganadores. La Unión Soviética se quedó con el control de la parte este de Alemania, incluyendo un amplio sector de la capital, Berlín. Mientras, Gran Bretaña, Estados Unidos y Francia se hacían con el control del resto de sectores de la capital y la parte occidental de Alemania. Después de muchos desencuentros con el resto de los aliados, en de junio de 1948, la Unión Soviética comenzó a bloquear la llegada de ayuda occidental para la reconstrucción de Alemania. Comenzaba así el periodo conocido como la Guerra Fría.



La capital, Berlín, quedaba dentro de la zona de influencia del Ejército Rojo y sus habitantes se morían literalmente de hambre y frió. Los países occidentales, con los Estados Unidos a la cabeza, decidieron abrir unos corredores que permitieran llegar la ayuda humanitaria con un gran esfuerzo en términos de medios técnicos y humanos. Como los Soviéticos no permitían el acceso por tierra, los norteamericanos decidieron establecer un puente aéreo. Esto fue conocido como el el puente aéreo para mitigar el "Bloqueo de Berlín" también llamada operación Vittles..





Mas de dos millones de personas se morían de hambre y los aviones C-54 se encargarían de paliar esta situación aterrizando en el aeropuerto Berlinés de Tempelhof cargados de ayuda. Existe una magnífica película interpretada por Montgomery Clift del año 1950 (Sitiados) que narra este hecho histórico y que ya comentaré más adelante.



Un día, mientras se encontraba de permiso en Berlín, el joven oficial se dedicó a visitar los alrededores del aeropuerto mientras sacaba película con su propia cámara. Cuando se encontraba cerca de la cabecera de la pista se dio cuenta de que la valla que separaba el aeropuerto estaba llena de chiquillos que seguían con mucha atención el aterrizaje de los C-54 que tomaban tierra y despegaban a todas horas y casi con cualquier clase de tiempo meteorológico. La aproximación al aeropuerto era complicada y los C-54 pasaban muy bajos cerca de los edificios cercanos.


Los chiquillos estaban malnutridos y tristes, pero no se acercaron a Gail a pedirle nada, tampoco se quejaban de su situación. La vida era muy dura en esas condiciones, pero ellos la aceptaban sin más. Gail se conmovió al ver la fortaleza moral de aquellos pequeños e instintivamente metió la mano en el bolsillo de su uniforme y sacó unas tiras de goma de mascar. Se las dio a los dos primeros niños y estos, en vez de quedárselas y salir corriendo, las dividieron y las repartieron entre la mayoría de los allí presentes. Algunos olían las tiras de goma otros las chupaban un poco, pero no hubo riñas ni disputas, todos participaron. Al ver esto algo ocurrió en el interior de Gail. Inmediatamente les dijo: "chicos, no os preocupéis, os traeré mas golosinas la próxima vez que venga con mi avión". Les dijo que al pasar en el aterrizaje se las dejaría caer desde la cabina de vuelo. Los niños se alegraron mucho al oír esto, pero le dijeron que no sabrían cual era su avión, pues salían y entraban aviones a todas horas. Gail Prometió que movería las alas (Wiggling Wings) para que le reconocieran.

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Al día siguiente, Gail Halvorsen voló sobre Berlín y movió sus alas. La noche anterior había estado haciendo multitud de pequeños paracaídas con pañuelos a los que unió golosinas para dejarlos caer entre los pequeños sin hacerles daño. Gail dejó caer su carga de golosinas y al poco tiempo empezó a recibir cartas de agradecimiento de multitud de niños alemanes, algunos le enviaban dibujos otros le pedían que por favor sobrevolara otros barrios de la capital para que otros niños pudieran también tener sus caramelos... El avión del tío Wiggle Wings fue apodado entonces "Rosinen Bomber" (El bombardero de caramelos en alemán). Los niños se sentían felices al reconocerle y saber que iban a recibir su ración de caramelos.


Gail empezó a pedir ayuda a sus compañeros para recolectar caramelos y chuches de las raciones que ellos recibían del Ejército del Aire, algunos además de eso se prestaron a ayudarle con la producción de paracaídas hechos con pañuelos... La operación "Little Vittles" había comenzado.



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Se corrió la voz y un día la noticia llegó al alto mando, entonces el Teniente General William H, Tunner llamó al joven oficial a su despacho. Gail pensó que le iban a imponer un castigo por hacer algo que no estaba contemplado en el ejército y totalmente fuera de las regulaciones operacionales. La sorpresa de Gail fue ver que la noticia había agradado tanto al alto mando, que desde Washington se había autorizado el procedimiento y se le había concedido una condecoración por haber contribuido de esa forma al entendimiento y el establecimiento de buenas relaciones Germano- Norteamericanas.

Muy pronto niños de colegios norteamericanos, fabricantes de caramelos estadounidenses y muchos otros sectores de la sociedad se implicaron en esta operación de tal manera que cuando terminó el bloqueo en mayo de 1949, en solo casi un año, 25 tripulaciones de aviones de la Fuerza Aérea habían tirado 23.000 kilos de chocolates, chicles, caramelos y otras chuches a los niños de Berlín. No era una cuestión menor. Eso también significaba un mensaje de esperanza para los alemanes y un triunfo de la forma de pensar y de los valores occidentales.

Gail recibió numerosas condecoraciones, no solo norteamericanas, sino también alemanas, entre otras La gran Cruz del mérito de Alemania federal, la más alta condecoración alemana. Pero lo que mas lleno de alegría el corazón de Gail no fue eso, sino lo que le ocurrió siendo ya muy mayor en 2002 cuando visitaba Alemania con motivo de los juegos olímpicos. Una señora se acercó a él para saludarle e invitarle a ir a su casa para que conociera a sus dos hijos y a su marido.  Era la niña a la que había dado golosinas la primera vez.



La historia de Gail Halvorsen es un ejemplo de espíritu humanitario, de preocupación por el prójimo y una demostración palpable de que el empeño de una persona implicada por una causa justa puede hacer mucho más que cualquier sermón político-clerical. Gail se casó en 1949 y tuvo 5 hijos, 24 nietos y 43 bisnietos. Hoy en dia, con 94 años, sigue pensando que esta vida merece ser vivida como una entrega a los demás.


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...Inspirado por estar durmiendo en el mismo sitio donde Gail hacía sus paracaídas me dan ganas de emular al héroe Americano y hacer algo parecido con nuestros políticos... si, la próxima vez que vaya a España les echaré cacahuetes.


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