Cambio de frecuencia = presencia de hielo
El detector de hielo alerta a la tripulación de las condiciones de formación de hielo y, en algunos aviones, activa automáticamente los sistemas de protección contra el hielo. Uno o más detectores suelen estar ubicados en el fuselaje delantero. |
Los aviones están dotados de sondas que detectan las condiciones de hielo. El principio de operación de estas sondas es muy ingenioso. Las sondas tienen un extremo en forma de varilla que vibra a una frecuencia determinada. Cuando el hielo se acumula en la sonda, la caída en la frecuencia genera la señal del detector de hielo para que este a su vez mande lo que se conocen como señales discretas (hielo) que son enviadas a otro ordenador de abordo. Este a su vez se encarga de gestionar el funcionamiento de las válvulas de sangrado para la descarga controlada de aire caliente a las superficies críticas.
Además de esta señal, existen unos calentadores dentro de la sonda y el extremo en forma de varilla. Estos calentadores hacen que se derrita el hielo y después de un tiempo breve se apagan. Con los calentadores apagados, nuevamente se permite que el hielo se acumule. El ciclo de acumulación y fusión se repite hasta que el hielo ya no está presente. Las señales discretas se dejan de generar 2 minutos después. Los detectores funcionan con una potencia eléctrica de 115 VCA y siempre se encuentran en funcionamiento cuando el avión está encendido.
El detector de hielo es un dispositivo de tipo sonda. Un circuito oscilador eléctrico interno impulsa al elemento sensor a vibrar en su resonancia mecánica (ajustada a 40.000 Hz). Para que pueda vibrar a esta frecuencia se utilizan los principios de la magnetoestricción. El cambio en la frecuencia medida, que corresponde a un espesor de hielo de aproximadamente 0,51 mm, activa el sistema y genera un mensaje "ICE DETECTED" para que la tripulación esté informada.
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