Inflatoplane: el avión inflable
Los aviones inflables a escala ya los hemos visto varias veces en este blog. Pero la idea de construir un avión real inflable existió y se hizo realidad. La historia del "inflatoplane" es muy curiosa. Desde casi los inicios de la aviación los ingenieros han tratado de construir un avión o planeador hecho de goma para que rebote con seguridad unas cuantas veces en caso de un aterrizaje forzoso en lugar de desintegrarse a la hora de tomar contacto con la superficie. El primer intento conocido de diseñar, construir y volar un avión inflable motorizado se produjo después de un accidente en una jungla brasileña después de la Primera Guerra Mundial. En el accidente, murió un amigo de Taylor McDaniel, un emprendedor que pensó en como poder evitar que esto volviera a ocurrir. La idea era sencilla se trataba de construir un avión con tubos de goma inflables para proteger a los pasajeros y al piloto en el impacto de un accidente.
McDaniel trabajó en su idea durante varios años y finalmente recibió una patente para un planeador de goma hecho con tubos de caucho inflado que voló dos veces el 4 de enero de 1931. El prototipo sufrió varios accidentes en los vuelos de prueba, pero gracias a la baja altura y velocidad, junto con el hecho de que el aeroplano era de goma, acabaron relativamente bien para su piloto y con pocos costes de reparación. Taylor McDaniel murió en 1952 a la edad de 61 años, todavía convencido de que su idea de un avión de goma era un concepto sólido.
En la Unión Soviética, diseñaron, construyeron y volaron un planeador realizado con una lona de goma liviana para usar en el transporte de suministros a Siberia con un coste muy bajo. Un avión remolcador arrastraría tres planeadores cargados a un destino, donde se soltarían, aterrizarían y descargarían. Luego, los planeadores podrían desinflarse, empaquetarse en una maleta de dimensiones reducidas y un peso de solo 80 kg. Los planeadores además, eran reutilizables.
A principios de la década de 1950, los británicos intentaron crear un avión que pudiera transportarse desinflado a bordo de un submarino, en un camión o en un tanque, ocupar poco espacio y ser rápidamente inflado para misiones de reconocimiento y rescate. Utilizando un tejido de goma de alta calidad similar al material de las balsas salvavidas, el británico M.L. Aviation Company comenzó a probar en vuelo un pequeño avión inusual en Farnborough en 1955. Designado el M.L. Light Aircraft Mark 1, tenía un enorme ala inflable de tela recubierta de goma con un pequeño fuselaje en forma de caja de madera colgado debajo, tren de aterrizaje triciclo y una cabina para dos pilotos.
El aparato era propulsado por un motor trasero de 60 hp. El ala, de unos 35 metros no tenía refuerzos internos, sino que dependía de la presión del aire para mantener una forma aerodinámica rígida. Los pilotos de prueba informaron que el pequeño avión era realmente fácil de volar y se manejaba bien. No necesitaba más controles que el manillar de motocicleta que se había instalado. Después del vuelo, el ala se podía desinflar, enrollar en una bolsa, guardar en el pequeño fuselaje y remolcar detrás de un vehículo. Sin embargo, a pesar de su potencial militar y civil, el proyecto nunca pasó de las primeras etapas experimentales.
La variación más exitosa del concepto de avión de goma inflable fue el Inflatoplane, concebido, diseñado, construido y pilotado por Goodyear Aircraft Corporation en 1956 desde la base de Wingfoot Lake de Goodyear Tire and Rubber Company cerca de Akron Ohio. Denominado GA-33, el Inflatoplane se construyó y voló en poco más de 12 días. Goodyear solo es recordada por sus famosos dirigibles, pero hay que recordar que la Goodyear Company también construyó aviones militares bajo licencia, como algunas versiones del Corsair. El inflatoplane fue uno de sus proyectos.
El ala, la cola y el asiento del piloto de este aparato se construyeron con un nuevo producto, una nueva tela llamada Airmat, hecha de caucho y desarrollada por Goodyear. Esta consistía en capas unidas de nailon inflable recubierta de caucho. Estaba formada por miles de hilos que le daban una de las relaciones de peso/resistencia más altas en cualquier material de construcción. El fuselaje estaba hecho de entelado de los que se usaban tradicionalmente en las aeronaves con parches de material engomado en forma de abanico de alta resistencia que proporcionaban accesorios para puntales y soportes metálicos que conectaban el tren de aterrizaje y el asiento del piloto a la aeronave. Un motor de 40 hp montado en la parte superior del ala en una configuración de hélice tractora convencional impulsaba el GA-33. Un compresor de aire movido por un motor suplía aire a la presión necesaria para mantener el avión inflado y rígido.
Después de varias pruebas en vuelo con el GA-33, Goodyear desarrolló un modelo más avanzado designado GA-447 gracias a las subvenciones de la Oficina de Investigación Naval. En este modelo se llevó a cabo un extenso programa de evaluación que incluía pruebas en el túnel de viento realizadas en la Base de la Fuerza Aérea en Langley, Virginia.
Los resultados de las pruebas fueron tan impresionantes que Goodyear construyó 10 Inflatoplanes más bajo el patrocinio del Cuerpo de Transporte del Ejército y la Oficina de Investigación Naval. Este nuevo modelo fue designado GA-468. El aparato tenía un motor de 60 hp que reemplazó a la versión de 40 hp, lo que le dio al nuevo modelo más potencia de despegue. Además, la nueva versión tenía varias mejoras en la estructura, tren de aterrizaje hidráulico y de esquí, lo que permitía que el inflatoplane operara en tierra, agua y nieve sin cambios ni modificaciones en el tren de aterrizaje. La compañía también desarrolló una plataforma y un contenedor para lanzarlo desinflado en paracaídas con el fin de que sirviera como vehículo de rescate para pilotos derribados en territorio hostil.
Los pilotos derribados, sacarían el aparato de su contenedor, lo inflarían y podrían volarlo en solo seis minutos. Otros posibles usos incluían reconocimiento aéreo y apoyo para operaciones terrestres. El trabajo de desarrollo y prueba resultó prometedor, y en agosto de 1959 Goodyear presentó planes para un avión inflable de dos plazas, más aerodinámicamente estilizado con un motor de 100 hp, una cabina cerrada y cuatro tanques de combustible colgados debajo del ala.
En junio de 1959, un piloto del Ejército que realizaba los últimos 35 minutos de un vuelo de pruebas sometió al Inflatoplane a maniobras violentas que no estaban previstas en el programa. En una de ellas, el ala con más carga aerodinámica se dobló hacia la hélice. Esta produjo una rasgadura por donde escapó la presión del aire. Como el fuselaje inflado sostenía los soportes del motor, este colapsó hacia adelante justo cuando el piloto se disponía a saltar. No logró abrir su paracaídas.
Después de que se construyeron varios aviones, en el otoño de 1959, Goodyear cesó la producción y canceló el proyecto "para siempre. Se puede ver un Inflatoplane en el Smithsonian en Washington, DC, y otro en el Museo Franklin de Filadelfia.
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