Radionavegación: mirando a las estrellas
La Odisea de Homero, por ejemplo, describe cómo las estrellas pueden servir de guía en la navegación y en la Ilíada se hace referencia a constelaciones tan conocidas como la Osa Mayor. Navegar nunca ha sido sencillo, de hecho, siempre se ha dicho que la navegación es un arte. La navegación empezó siendo marítima y se definía a menudo como el arte y la ciencia de guiar una embarcación desde una situación de salida (zarpado) hasta otra de llegada, eficientemente y con responsabilidad. Es arte por la destreza que debe tener el navegante para sortear los peligros de la navegación, y es ciencia porque se basa en conocimientos físicos, matemáticos, oceanográficos, cartográficos, astronómicos, etc. A la navegación que utilizaba las estrellas se la llamó navegación celestial o navegación estelar.
El problema principal de los astros para navegar es que no estaban disponibles todo el tiempo. Cuando anochecía solo podían verse en días despejados. Por ello cuando surgió la aviación (con una dimensión más a tener en cuenta; la altura, se tuvo que inventar algo que estuviera disponible todo el tiempo. Los antiguos útiles de navegación visual dieron paso a diferentes sistemas que funcionan en base a ondas electromagnéticas (ondas de radio). Con los instrumentos adecuados, las ondas de radio nos ayudan a posicionar y guiar nuestra aeronave. De ahí precisamente viene el nombre de radionavegación. En este sentido la radionavegación, según mi opinión, ya no puede considerarse como un arte, sino más bien como una técnica que cualquier piloto moderno debe de dominar. Las ondas de radio desde estaciones en tierra se pueden usar para encontrar la dirección (rumbo), la distancia y también la velocidad hacia o desde una estación que emite ondas de radio. Mediante la triangulación, se pueden trazar los rumbos desde dos estaciones y la intersección de las líneas es la posición. Fijar una posición (encontrar donde estamos) es lo que se denomina en inglés "fixing".
Además, llevaba a bordo un sistema de navegación estelar tan avanzado y sensible que podía detectar estrellas incluso de día. Con este sistema podía fijar su posición con un error muy pequeño. Todo ello de forma pasiva, esto es, sin emitir ondas de ninguna clase para no ser detectado. Esta precisión en una época en la que el GPS no existía es algo tan notable que no deja de sorprendernos.
El sistema del SR-71, por lo complicado y preciso, era conocido cariñosamente como R2D2. Se trataba en realidad de un Sistema de navegación astro-inercial denominado NAS-14V2 de la casa Nortronics. La unidad estaba montada detrás de la cabina del SR-71 y solucionaba problemas de navegación usando estrellas que se captaban a través de la lente en la parte superior de la unidad.
Detalle de la cabina del piloto del SR-71, y el panel de selección de forma de guiado con el ANS.
El ANS podía suministrar altitud y posición a los controles de vuelo y otros sistemas, incluido el registrador de datos de misión, dirección de navegación automática a puntos de destino predeterminados, señalamiento automático y control de cámaras y sensores, y visualización óptica o SLR de puntos de fijación cargados en el ANS antes de despegar. Según Richard Graham, un ex piloto de SR-71, el sistema de navegación era lo suficientemente bueno como para limitar el error de navegación a 300 metros a una velocidad de Mach 3 y superior. Los famosos B-52 y la lanzadera espacial también llevaban un sistema similar. Algunos aviones actuales y los sistemas de misiles intercontinentales también usan versiones mejoradas de este método. La razón es sencilla. Los sistemas de posicionamiento global (GNSS) son susceptibles de ser atacados y sus señales alteradas. En otras ocasiones la altura de los misiles y naves espaciales hace que la señal de los satélites no se puede usar para prevenir que un hipotético enemigo pueda utilizar nuestro propio sistema de satélites para atacarnos. Esto es lo que se conoce como límite CoCom. Cuando lo que de verdad importa es la misión debemos de tener un sistema de reserva y por eso tenemos las radioayudas basadas en tierra y los sistemas de navegación estelar.
A pesar de todo, el hombre ha construido un sistema muy complejo de posicionamiento global que orbita a más de 20.000 km de altura y tiene una precisión que no podíamos ni imaginar hace tan solo algunas décadas. En general, las constelaciones de satélites GNSS podrían ser consideradas las estrellas modernas, y en esencia, después de tanto tiempo, el hombre sigue mirando al cielo para navegar. Estas estrellas artificiales emiten señales radioeléctricas, por lo que su uso está englobado también en lo que se entiende por radionavegación.
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