Lecciones de economía en aviación: leyes de Augustine

Las leyes de Augustine son una serie de aforismos irónicos propuestos por Norman Ralph Augustine, un empresario aeroespacial estadounidense que ocupó el puesto de subsecretario de defensa de los Estados Unidos entre 1975 y 1977. En 1984 publicó sus famosas leyes.
Lord Kelvin observó una vez: "Solo se pueden tolerar grandes aumentos de costos con incrementos cuestionables en el rendimiento en caballos de carreras y mujeres bellas". Parece que hemos olvidado este consejo a la hora de comprar equipo militar, coches nuevos y lo último en tecnología de consumo y cachivaches electrónicos.
En esta época que nos toca vivir, pensamos (...o nos hacen creer), que la tecnología avanzada de una forma que siempre nos dará más. Parece ser que la generación siguiente (de lo que sea) será un poco mejor.
Pero esta falacia ya fue algo que los economistas habían visto hace mucho tiempo. Existe algo que se llama la curva de los rendimientos decrecientes, donde lo (poco) que conseguimos es a base de unos costes difícilmente asumibles. El alto coste de rendimiento lo ilustra humorística y acertadamente el señor Augustine en la Ley Número XV: el último 10% de rendimiento genera un tercio del costo y dos tercios de los problemas. Los gerentes de empresas conocen muy bien una ley similar: el veinte por ciento de sus empleados causará el 80% de sus problemas.
En aviación, el coste de los nuevos sistemas que se instalan en los aviones también sigue un patrón muy predecible. El coste unitario de los cazas aumenta en función del tiempo en la Figura 1, se aprecia claramente que el coste se incrementa por cuatro cada década. No hay techo a la vista. Esto es insostenible y el ámbito civil se muestran una tendencia similar para aeronaves comerciales.
De ahí viene la famosa Ley Número XVI: en el año 2054, Un solo avión tendrá el coste de todo el presupuesto de defensa. El avión tendrá que ser compartido por la Fuerza Aérea y la Marina, 3 días y medio por semana, excepto en los años bisiestos, que podrá estar disponible un solo día para los Marines.
Todos somos conscientes de la intrusión o intromisión de la (puñetera) electrónica en todos los productos, desde juguetes hasta automóviles y sistemas militares. Esto lleva al señor Augustine a enunciar la...
Ley Número XIV: después del año 2015, no habrá accidentes de avión. Tampoco habrá despegues, porque la electrónica (aviónica) será el 100% del peso de cada avión. Parece que de momento hemos evitado esta ley, al menos durante unos años, debido a la miniaturización del hardware electrónico. Sin embargo, esto lleva a la...
Ley Número XVII: el software es como la entropía. Es difícil de entender, no pesa nada, y obedece a la segunda ley de la termodinámica; es decir, siempre aumenta. Con este aumento en el software viene la penalización en el rendimiento, la facilidad de uso, la comprensión y la falta de software libre de errores. Al principio de mi carrera, realmente entendí lo que hacían los ordenadores. Desafío a cualquiera a decir lo mismo hoy. Se puede comprender una o dos capas de software, pero nunca se comprenderá todas las múltiples capas de software.
Ahora una ley que funciona de maravilla en nuestros complejos simuladores.
Ley Número XLIII: el hardware funciona mejor cuando menos importa. Por alguna razón, cuando se trata de hardware de varios millones de dólares, la pieza que falla es algo así como un perno de 70 centavos o una junta de soldadura de siete centavos. Esto lleva a la siguiente ley.
Ley Número XLIV: el vuelo de la aeronave en el siglo XXI siempre se realizará en dirección oeste, preferiblemente supersónico, cruzando zonas horarias para proporcionar horas adicionales necesarias cada día para reparar los componentes electrónicos rotos.
Aunque la más citada de todas sea la Ley 16, yo, desde mi humilde experiencia, no puedo estar más de acuerdo con el señor Augustine y estas leyes arriba comentadas. Se aplican a todo. La próxima vez que usted, querido lector se plantee invertir un montón de dinero para cambiar de móvil écheles un vistazo a estas leyes y reflexione...


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