Historia de la aviación: Aeronáutica y Astronáutica según Wernher Von Braun
(Wyrks, actual Polonia, 1912-Alexandria, EE UU, 1977) Físico estadounidense de origen alemán. Movido por su interés por los cohetes, se unió a un grupo de investigadores liderados por H. Oberth que, encuadrados en la Sociedad Alemana para el Fomento de la Astronáutica, estudiaban las aplicaciones de la propulsión de reacción.
En 1932, tras el abandono de Oberth y el fallecimiento de Vaher en el curso de una prueba, asumió la dirección de las investigaciones. Bajo el patrocinio del ejército, se hizo cargo, como director técnico, del Centro de Investigaciones de Peenemünde, en el cual diseñó algunas de las famosas «armas secretas» de Hitler, entre las que hay que destacar la V-2, una bomba volante precursora de los misiles actuales que causó graves preocupaciones a los aliados en 1944, cuando fue utilizada para bombardear Londres.
Acabada la Segunda Guerra Mundial fue llevado a Estados Unidos, donde pasó a trabajar para el ejército de tierra, en el desarrollo de misiles y participó en el diseño de cohetes y estaciones espaciales. En 1955 se nacionalizó estadounidense. Tras el fracaso del proyecto Vanguard de la marina, y ante la ventaja adquirida por los soviéticos en la carrera espacial a raíz del lanzamiento del Sputnik, fue puesto al frente del desarrollo de los cohetes de Estados Unidos.
En 1958, su aplicación del cohete de varias fases Júpiter resultó crucial para colocar en órbita el primer satélite estadounidense, el Explorer. A partir de este momento, Von Braun intervino en la mayoría de los proyectos de la NASA, creó los cohetes Saturno y participó en el proyecto Apolo, que acabaría por llevar al hombre a la Luna. En 1972, tras un recorte presupuestario de la NASA, dimitió de sus cargos y pasó a la industria privada. Fue siempre un defensor de la utilización de la astronáutica para fines pacíficos, así como también un decidido impulsor de la investigación espacial.
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Ahora se reproduce lo que pensaba este genio sobre lo dos conceptos que nos sirven de título a principios de los 60, en plena guerra fría.
De la aeronáutica a la astronáutica
La aeronáutica y astronáutica tienen el mismo origen. Proceden de las aspiraciones y los sueños de los hombres, del intenso deseo que estos tienen por librarse de la gravedad y ampliar sus horizontes rebasando sus limites, así como de las ansias de conocimientos, deseo de satisfacer la curiosidad que llevamos desde la infancia.
Entre el avión de los hermanos Wright y un moderno avión a reacción, con una velocidad que rebasa la del sonido, ha transcurrido un largo periodo de evolución cuyas consecuencias no pudieron prever los pioneros de la navegación aérea. Lo que para éstos constituía únicamente la realización de un sueño, para nosotros ha resultado una ciencia precisa y una técnica, la aeronáutica. Su influencia se extiende a todos los aspectos de nuestra vida. El hombre moderno no puede concebir su vida sin la aviación.
Los satélites artificiales que se hallan en torno a la Tierra han demostrado una vez mas que todo aquello que antes aparecía como una fantasía de la imaginación es ya cierto. Los hombres se han convencido de la realidad de aquel sueño: una astronave puede "alunizar"; es posible examinar las condiciones de vida en Marte, e incluso ir más allá en el universo. En el siglo actual la astronáutica ha contribuido al enriquecimiento de la ciencia fundamental y de las técnicas.
Cohetes y astronaves: los pioneer
La historia de los viajes es la de los cohetes. Si pretendiésemos citar a todos los que colaboraron en el engrandecimiento de la astronáutica, la lista resultaría interminable. Mencionaremos únicamente a quienes proporcionaron los principios básicos: Constantin Eduardowitch Ziolkowsky, Robert Hutchings Goddard, Hermann Oberth.
Poco después de que el cañón gigante de Julio Verne hubiese proyectado hacia la Luna un vehículo ocupado por hombres, el ruso Ziolkowsky publicó una obra científica sobre los viajes al espacio cósmico. Sin embargo, mientras la obra de julio Verne fue conocida y discutida en el mundo entero, a la que Ziolkowsky escribiera en 1903 se prestó poco interés. Así, desde principios de este siglo Ziolkowsky había demostrado claramente que el único medio de transporte capaz de conseguir que el hombre escape de la atracción terrestre es el cohete.
Su primer proyecto de astronave es el modelo genial de un cohete de combustible líquido, constituido por hidrógeno y oxigeno líquidos. Este dispositivo debía guiarse por mandos de acero. Sus reflexiones y sus cálculos científicos son fundamentales. Sin embargo, no ha podido asistir a la realización de sus ideas y sus proyectos. El norteamericano Goddard continuó la teoría y la práctica. Cuando todavía iba a la escuela, pensaba ya en los cohetes destinados a explorar las grandes altitudes e incluso la Luna. En su memoria de 1918, «A method of Reaching Extreme Altitudes», expone la posibilidad de exploración de grandes alturas mediante cohetes accionados por pólvora. Imaginó una carga de varias fases y esbozó el principio del lanzamiento de conjuntos propulsores, en el que se basan los actuales cohetes de fases. Otorgó una atención especial a los problemas de las cámaras de combustión y en seguida se interesó por los combustibles propulsores. En marzo de 1922 ensayó su primer motor de cohete con combustible liquido en Auburn (Massachusetts). Fue el primero en ensayar con éxito un sistema de timón orientable por impulso y demostró que un motor de cohete puede, trabajar en el vacío.
El alemán Hermann Oberth precisó aún mas: previó y preparó un vuelo interplanetario; trazó los planos de un dispositivo de varias fases, En 1923 publicó su primer trabajo, "Die Raketen zu den Planetenräumen", y en 1929, la obra clásica "Wege zur Raumschíffahrt", que, contienen numerosas ideas en las que se basaron más tarde los ingenieros de cohetes y los entusiastas de la navegación espacial. Si bien en 1929 no pudo lanzar el cohete de combustible líquido que había imaginado (que debía elevarse 40 km), sus estudios, sus proyectos y sus ideas se Situaron en el punto de partida (le numerosos trabajos sobre cohetes en Alemania, y han ejercido una influencia constante sobre los trabajos que en este campo se han realizado posteriormente en todo el mundo.
Un ejercito de sabios y técnicos
Entre el lanzamiento del primer cohete de Goddard y el aprovechamiento de los resultados de las observaciones realizadas con satélites artificiales han transcurrido mas de tres decenios. Mientras al principio los progresos esenciales se obtenían por investigadores aislados, actualmente un ejercito de sabios y técnicos se dedica a estos trabajos, pata conseguir un aumento en el rendimiento de los motores de cohetes, mejora de los sistemas de pilotaje, descubrimiento de nuevos propulsores, perfeccionamiento de los métodos de observación y medida, definición de las leyes del espacio, así como investigaciones médicas favorables sobre la resistencia del organismo humano a la aceleración y la capacidad de reacción de los viajeros del espacio.
Los cerebros electrónicos nos permiten realizar con rapidez. cálculos que en el pasado habrían exigido varias de-cadas. La energía atómica que —por citar solamente un ejemplo— ha ampliado el radio de acción de los submarinos de una manera que hasta hace poco era inimaginable, ofrecerá nuevas posibilidades de propulsión para los vehículos espaciales. Se pueden ya concebir los progresos que permitirán los viajes espaciales; incluso es posible prever que ciertas dificultades, que actualmente se consideran irresolubles, se superarán. Meditándolo bien, se aprecia claramente que el paso que se debe dar entre el lanzamiento de los primeros satélites artificiales y el primer vuelo interplanetario es menor que el que fue necesario entre el lanzamiento del primer cohete de Goddard y el de uno de nuestros satélites.
Las investigaciones para la realización de vuelos interplanetarios por los hombres exigen numerosos trabajos y abundante capital. Los especialistas de viajes espaciales tropezamos con las mismas dificultades internas que el proyectista de aviones cuyo modelo se emplea como bombardero, o el físico atómico frente a la utilización abusiva de la energía liberada por la reacción en cadena de una bomba atómica. El mismo cohete que durante el Año Geofísico Internacional situó en su Órbita un satélite artificial destinado a observaciones científicas, puede transportar de un continente a otro la fuerza destructora de una bomba atómica. Desgraciadamente para la astronáutica y para la aviación, la parte más importante de los capitales dedicados a la investigación y a las realizaciones prácticas proviene de los presupuestos militares. Sin embargo, esto no es razón suficiente para abandonar el objetivo de la navegación espacial. Actualmente Rusia y Norteamérica pugnan por conservar un equilibrio de fuerzas; esta competencia obliga a que los investigadores construyan cohetes puramente militares. Negarse a admitir esta lógica amarga equivaldría al suicidio del mundo occidental. No es menos cierto que podemos ya discernir algunas ventajas que la astronáutica proporcionará en los campos científico y económico.
Las observaciones proporcionadas por los satélites artificiales permitirán dar una mayor precisión a los trabajos de meteorología, en especial la previsión del tiempo. Con una mejor previsión del tiempo se podrán economizar sumas considerables, tanto en el sector agrícola, como en el transporte y el de turismo. En el futuro los satélites artificiales desempeñarán un papel importante en las medidas geodésicas y en cartografía; además, permitirán una observación constante de las condiciones de la superficie terrestre. Se emplearán normalmente como estaciones-relés para los servicios de correos y la televisión. En la actualidad se estudian estas aplicaciones y otras, e incluso algunas se han realizado parcialmente.
Tanto en la astronáutica como en otros descubrimientos es imposible prever con seguridad cuál será su influencia sobre la vida cotidiana. Una cosa es cierta, la navegación espacial nos aporta posibilidades de progreso casi infinitas, pero nos aporta también responsabilidades morales cada'vez mayores. La providencia. quiere que el progreso técnico rápido vaya acompañado por un progreso también rápido en lo concerniente a la vida moral, y por una aplicación más estricta de los principios éticos que le sirven de base. Al dar el fuego a los hombres, Prometeo les proporcionó felicidad y desgracia. Disponemos hoy de un fuego mas potente, el fuego del núcleo atómico, que mantiene la radiación solar Podemos utilizarlo para hacer estallar el mundo, pero también para desplazarnos a otros planetas y proporcionar a los hombres nuevas estrellas en el firmamento. Quienes creemos en la astronáutica y trabajamos en ella, esperamos que nuestro progreso en el conocimiento contribuirá a aumentar la veneración de los hombres sobre la disposición que Dios proporcionó al mundo, y ayudará a que humanidad comprenda que existen tareas más útiles y nobles que las luchas políticas entre las potencias, en una Tierra que nos resulta ya pequeña.
Manolo:
ResponderEliminarEl siglo XX fue un siglo terrible y cínico, en el que muchos de sus grandes personajes presentan claroscuros a la altura de las fuerzas que se desataron (la " ciencia oscura" del discurso de Churchill que el otro día trajiste al blog). Y Von Braun para mi es uno de esos personajes. Negar su grandeza es imposible, absurdo, pero no es un personaje que me sea grato en absoluto. No me convence la interpretación benévola de que para cumplir su sueño de alcanzar las estrellas tuviera que pervertir la ciencia convirtiendo sus cohetes en armas. La imagen de oficial de las SS con su capote negro es muy difícil de olvidar. Como el personal esclavo de Peenemunde ( ya sabes que los A4 mataron más gente en su fabricación que en su uso como arma de guerra). Y su dócil tránsito hacia los EE.UU. ("Paperclip") tampoco me arroja una imagen de fácil digestión. En apenas diez años pasa de fabricar A4 con esclavos para bombardear Londres a fabricar Redstone para sus antiguos enemigos, pero es que en ese mismo plazo, consciente del valor de la imagen y del impacto de la TV ,pasa también a presentar programas para Walt Disney; sin querer parecer demagogo, se me antoja un plazo demasiado corto para pasar del lager a Disneyland sin solución de continuidad (dicho sea de paso, si ves los documentales en Youtube, de gran factura tecnica, tienen un algo fascinante, camp e inquietante.Y ya incorporado la ABMA (fagocitada, más bien) en la NASA, algunos de sus compañeros en la agencia no lo veían demasiado bien con esos antecedente, pero vence el pragmatismo anglosajón.Norman Mailer, por su parte, en "Fire un the Monn" no hace de él un retrato demasiado amable. Pero pone en órbita al Explorer y llega a la luna con su Saturno V. Gana la carrera espacial. Un gigante, y aún así...
No obstante lo dicho, me gustaría leer algo más para intentar profundizar más en el personaje, tengo que buscar alguna biografía (creó que no hace mucho salió alguna en español) y el otro día encontré, aunque no pude ver( !maldito tiempo!, necesito dos vidas mas) en Youtube un documental de la TV canadiense que no pintaba mal. Si lo encuentro,salvo que ya lo hayas visto, lo posteare.
Bueno, por hoy (además de la escoba espacial) ya esta bien.
Un saludo, Manolo, y hasta muy pronto.
Pablo.
Hola Pablo, muchas gracias por tus siempre acertadas aportaciones. Estoy muy de acuerdo con tu comentario. Es cierto que estos personajes han contribuido al desarrollo de la aeronáutica y de la astronáutica, pero como muy bien dices no están exentos de polémica. Pero los aliados tienen también mucha culpa de que la mayoría de los "potencialmente interesantes" personajes no fueran encausados después de la guerra. Me recuerda la estupenda "El buen alemán", interesante película de George Clooney, rodada en B/N con una cámara de la época. No sé si la has visto, pero en ella se narra precisamente la criba que ha de hacerse para poder disponer de los servicios de los cerebros que habían trabajado anteriormente para el enemigo. Pero en el bando aliado también hubo comportamientos que no fueron éticos. El mismo papel de Oppenheimer en el proyecto Manhattan es para mi cuando menos muy controvertido. Por ponerte otro ejemplo, los trajes isotérmicos desarrollados por los británicos para los pilotos de combate de los aviones Tornado, que tenían que patrullar sobre el báltico y el mar del norte en los 70 ante una posible invasión de la Unión Soviética, salieron de los estudios hechos por los nazis. Como muy bien sabes estos hicieron todo tipo de atrocidades médicas y experimentales. Una de ellas fue dejar morir en agua helada a muchos judios, para así poder estudiar la resistencia humana en condiciones extremas. Estos datos fueron recopilados por los aliados y aplicados a sus fuerzas armadas. Con uno de estos trajes un piloto derribado podría aguantar algunas horas (en vez de minutos) hasta ser rescatado. Para mi modo de ver, la tecnología alemana, que en aquella época era muy superior a la del resto del mundo, quedó en entredicho cuando se trató de justificar lo injustificable. Recuerdo haber estado en el Deutsche Museum de Munich admirando la tecnología que habían desarrollado en sus V2. En el museo tienen una de verdad cortada para que se pueda ver su interior. Es sencillamente apabullante. Yo como técnico estaba muy interesado en el sistema de guiado y quedé perplejo cuando vi los sistemas giroscópicos y el calculador de posición. Según los nazis (apoyados por sus científicos con el mencionado von Braun a la cabeza), estas "bombas volantes" eran perfectamente dirigidas para destruir el tejido industrial británico y no para aterrorizar a la población. Esta afirmación propagandística quedó ridiculizada gracias a un matemático que cuadriculó Londres como si de un tablero de ajedrez se tratara y por medios estadísticos y basándose en el cálculo de posibilidades siguiendo el patrón del movimiento del caballo, demostró sin lugar a dudas que los impactos en Londres eran totalmente al azar y sin control ninguno. La historia del siglo XX nos ha demostrado que los avances espectaculares en la ciencia en general y en la aeronáutica en particular, se hicieron precisamente a raíz de las dos guerras mundiales... Es triste pero es así. Todo esto es muy interesante y daría para otro post. A ver si me meto con ello cuando pueda.
EliminarUn cordial saludo
Manolo
Manolo:
EliminarSi que he visto "El buen alemán" y me gusto, especialmente la ambientación y la recreación de la ruina material y moral de posguerra (aunque hay que decir que la sombra-nunca mejor dicho- de "El tercer hombre" es muy alargada). Cuando hablas de Oppenheimer, he decirte que al escribir el comentario el otro día me vino a la cabeza el " Proyecto Manhattan" como ejemplo de encrucijada (¿doblez?) moral. Muy interesante tu observación -que desconocia- sobre los trajes térmicos y comparto tu fascinación (aunque, por desgracia, sin el backgruond técnico para apreciarlo en su justa medida) a la vista de un A4. Es verdaderamente triste que el dichoso "Fuego de Prometeo" no salga tan caro.
Un saludo.
Pablo.
P.s.: ah, y sobre películas ambientadas en el Berlin de posguerra, tengo que volver a ver "Berlin Occidente" y el baile beodo de la estirada congresista (!Wilder!).
..."nos salga tan caro" (corrector de las narices)
EliminarMuchas gracias por tus comentarios Pablo, efectivamente El tercer hombre es mucho mejor película (una de mis favoritas). Y si, tal como yo lo veo lo del Proyecto Manhattan tiene su lado oscuro...
EliminarYa lo tengo en metido en mi e-book y en cuanto tenga un rato libre me voy a empezar a leer esto que tiene muy buena pinta:
Título: Wernher von Braun. Entre el águila y la esvástica
Autor: Casado, Javier
Tema: Humanidades
Género: Biografía
Editorial: ***
Año: 2009
ISBN: 8496614573
Resumen: Primera biografía pormenorizada en español de uno de los
pioneros de la exploración espacial, desde sus inicios en
Alemania y la Segunda Guerra Mundial, hasta la llegada a la
Luna. Utilizando los ficheros recientemente desclasificados por
la CIA y el FBI, se descubre la cara oculta de este personaje
histórico de una gran complejidad, a l a vez que se realiza un
recorrido por los años dorados de la Carrera Espacial. El
desarrollo de la V2 y las maniobras de los altos cargos del
Tercer Reich por hacerse con el control del proyecto, la lucha
por los despojos por parte de los aliados al final de la guerra,
el tremendo impacto sociopolítico del Sputnik, las luchas
internas en el seno de la NASA o los entresijos del proyecto
Apollo que puso al hombre en la Luna son sólo algunas de las
historias que, enmarcadas por la figura de este controvertido
personaje histórico, se desarrollan a lo largo de las páginas
de este libro.
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